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viernes, 19 de abril de 2013

LAS OTRAS ( CAPITULO 15 )



Como veis, y estáis leyendo los profesionales no están preparados para el trato directo con las personas, no es lo mismo estar dentro de un cuarto con un cristal de por medio, que cara a cara con el viajero, si les preguntan por una calle desde el cristal dicen no se y no pasa nada, la misma contestación, sin cristal no es lo mismo el viajero te recrimina con otra pregunta, que suele ser pues vaya una información que dan tenían que estar un poco mas preparados, si el profesional tiene aguante y se lo sabe hacer llama por teléfono interno a información y le dicen donde esta la calle y el pasajero se va muy contento, pero si da con el trabajador profesional que cuando le dan las ganas de trabajar se sienta y espera a que se le pasen, pues se lía la mundial.Esto es lo que le solía pasar a la rubia, no sabia, no quería, y sobre todo no tenia ni pizca de educción, pero sobre todo la culpa la tenia siempre el señor ese de uniforme que no sabe hacer su trabajo, que según ella era estar  siempre a su lado, pues tenia miedo de que la dieran en los morros,  por las contestaciones que daba a los señores viajeros. En el año y  medio que estuve con tan encantadora dama tuve intervenciones por un tubo, la mayoría broncas de la rubia con los pasajeros, hacías de pacificador diciéndole al señor o señora no se lo tome en cuenta que es así de bruta con todo el mundo, la contestación era siempre la misma pues que se vaya un poquito a la mierda, una vez que soltaban tal lindeza se quedaban agusto y se iban.Cuando ya no pude mas le dije al ogro jefe que o me ponía en otra estación o me iba aunque la idea no le gusto ni un pelo,porque según me dijo era el unció vigilante que aguantaba con ella, y sus quejas pasaban al montón de las reclamaciomes, que metro ni miraba,después de unos días me mandaron a otra estación misma linea, aquí el profesional  mas normalito, no pertenecía a ningún sindicato, toca pelotas y no quería jaleos con los viajeros, el supervisor decía el que paga siempre tiene razón, aquí salbo que el problema fuera inevitable, se solía pasar de cosas menores,se vivía de lujo compartiamos un cuarto montamos un comedor con mesa y sillas que nos regalo el dueño de un bar, que teníamos enfrente en verano teníamos un nevera eléctrica de las portariles, este supervisor era un compañero y un amigo trataba al vigilante como a un ser humano,lo pasábamos de lujo y el trabajo se realizaba  con autentica profesionalidad  en el tiempo que estuve con el, ni una queja de los viajeros, trataba de resolverles todas las dudas, tenia una guia de calles, les ayudaba en las maquinas para sacar billetes, por la mañana hacia la primera ronda con el vigilante, nos ayudaba con los desalojos porque decía que el ajente de autoridad era el. Cuando metro se entero de lo bien que trataba a los vigilantes le mandaron como castigo a una estacion que la llamábamos la cueva, pues como ya os he contado en otro capitulo metro no quiere en sus instalaciones obreros contentos,el que dio el cante a metro fue un come, come, de metro.El lema de este destino es o tragas o la calle,como diría un loro follador en un camión de gallinas.

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